Cómo prevenir la resistencia a los antibióticos
Los antibióticos son medicamentos que combaten infecciones de origen bacteriano. Cuando las bacterias mutan en respuesta al uso de estos fármacos se produce la resistencia a los antibióticos ya que se vuelven capaces de resistir los efectos de un antibiótico.
En los últimos años la resistencia a los antibióticos se ha convertido en un problema de salud mundial. Su uso correcto puede salvar vidas pero también puede llevar a la resistencia. Esto se debe a que cada vez que se administra un antibiótico, las bacterias sensibles mueren pero aquellas resistentes pueden crecer y multiplicarse, propagándose incluso a otras personas llegando a producir incluso infecciones que ciertos antibióticos no pueden combatir.
La resistencia a los antibióticos está aumentando en todo el mundo llegando a alcanzar unos niveles peligrosos. Día tras día están apareciendo y propagándose nuevos mecanismos de resistencia que ponen en peligro la capacidad para tratar las enfermedades infecciosas comunes. Un creciente número de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis o la gonorrea, son cada vez más difíciles de tratar, e incluso en ocasiones imposible, debido a que los antibióticos van perdiendo eficacia.
Cómo prevenir la resistencia a los antibióticos
La resistencia de los antibióticos crece con el uso indebido y abusivo de este tipo de medicamentos y con la deficiencia del control de las infecciones. Para evitar que esto suceda, se pueden tomar medidas que ayudan a reducir este impacto y que limitan su propagación.
- No automedicarse. Tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un médico profesional.
- No tomar antibióticos si los profesionales sanitarios dicen que no son necesarios.
- Seguir siempre las instrucciones del médico con respecto al uso de los antibióticos.
- No utilizar los antibióticos que hayan sobrado.
- No compartir antibióticos con otras personas.
- Prevenir infecciones lavándose las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, evitando el contacto íntimo con enfermos, velando por la seguridad de las relaciones sexuales y manteniendo el calendario de vacunación al día.
- No tomar antibióticos para infecciones de origen viral como resfriados o gripes.
- Cuando se toma un antibiótico, seguir las instrucciones con cuidado y no cortar el tratamiento prescrito aunque se presentes síntomas de mejora. La interrupción del tratamiento puede ocasionar que algunas bacterias sobrevivan y vuelvan a producir una infección.
Es importante tener en cuenta que cuantos menos antibióticos tomemos en nuestra vida mejor será la eficacia cuando debamos usarlos. Sí se usan con cierta periodicidad los antibióticos pierden eficacia ya que las bacterias se vuelven resistentes o se acostumbran al fármaco. Nuestro consejo, es que antes de tomar cualquier antibiótico se acuda primero al médico y se sigan todas las indicaciones que éste prescriba.
